Ni el arieta, ni el hambre que le acucia
a Troya rendirán : ! antes se quema ¡
Nunca izará, vencida, el blanco emblema,
vanas serán la cólera y la argucia.
conscientes que tomarla no es minucia,
los helenos estudian el problema,
hasta urdir la famosa estratagema
que será paradigma de la astucia :
Simulando una ofrenda de Atenea,
construyen un caballo peregrino
de madera, una estatua gigantea,
y apostados cincuenta en su intestino,
harán como que dejan la pelea,
plantando junto al muro el raro equino.
En Troya se dispara el regodeo :
"! Los griegos abandonan la campaña ¡
!Mirad ese caballo, especie extraña ¡
! Hagámonos con él, como trofeo ¡
A esto advierte Laoconte : " Me venteo
que ese jaco es ardid, truco, artimaña"...
Pero a todos convence y les engaña
un tal Sinón vendido al oro aqueo.
Abren las puertas, pues, locos de euforia,
a fin de que el cuadrúpedo penetre...
Ya se sabe el final de aquella historia :
Sólo resta alabar el gran caletre
de Sinón, que inventó, de ahí su gloria,
el quintacolumnismo, "avant la lettre".