En una oscura caverna
de la zona pantanosa
de la Argólida, junta a Lerna,
moraba una monstruosa
serpiente de piel eterna,
tan grande y tan poderosa
que la anaconda moderna
a su lado ...una babosa.
Hidra de nombre tenía,
célebre entre los helenos;
nueve cabezas erguía,
nueve, ni una más ni menos :
de sus ojos despedía
llamas y rayos y truenos
y su aliento poseía
nueve mortales venenos.
Era el espanto, el terror,
de toda aquella comarca,
lo mismo del pescador
que iba a pescar en su barca
como del alto señor
o el encumbrado jerarca,
que navegaba en su " Azor ";
era peor que la Parca.
Euristeo, rey de allí,
no toleraba ya más
bestia de tal pedigrí
y a Heracles le puso un fax
en el que decía sí :
" Hola Heracles ¿ cómo estás ?
Tengo un monstruo para ti;
ven a Lerna y lo verás ".
Ni corto ni perezoso
a Lerna Heracles marchó
y al rey y al pueblo medroso
pronto los tranquilizó
hablándoles en el Coso :
" De la Hidra me encargo yo ";
oyendo al héroe marchoso,
gritó la mara : " ! chapeau ¡ ".
A la mañana siguiente,
después de dormir muy bien
y hacer gimnasia corriente,
sintiéndose como un tren,
fue en busca de la Serpiente
y cuando la vio en su edén,
el pantano pestilente...
! Hércules tembló también ¡.
Pero pronto se repuso
y empezó a cortar cabezas
haciendo de su hacha uso
con " aizkolari " destreza,
pero vio, patidifuso,
que al caer en la maleza
de cada muñón contuso
brotaban dos nuevas piezas.
" No hay modo ; trabajo en vano ",
dijo Heracles a Euristeo ;
" con la bicha del pantano
forma de acabar no veo,
si alguien no me echa una mano "...
Viendo el asunto muy feo,
llamó a su sobrino, Leano,
que estaba en el desempleo.
Entre dos ya fue otro el tema :
Mientras Heracles cortaba
las cabezas, con gran flema
su sobrino las quemaba,
excelente estratagema
que a la Hidra exterminaba :
Más ecológica quema
nunca hasta entonces se daba.
" ! Bravo chicos; fuerza y maña ¡ "
dijo el Rey. " sois colosales ;
hay que celebrar la hazaña " ;
y mandó a sus oficiales
que repartieran champaña,
y hubo bailes, festivales,
toros, vaquillas, cucañas
y fuegos artificiales.
Pero Heracles, al marchar
con su sobrino a otra parte,
no se olvidó de pasar
la factura ( el IVA aparte )
que aquel héroe sin par,
no vayas a equivocarte,
no solía trabajar
nunca " por amor al arte ".
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