Tres mil vacas y toros, bien cebados,
sin contar los erales y las crías,
en su cuadra guardaba el rey Augías,
granjero de los más acreditados.
Pero aquella preciada vaquería
llevaba sin limpiar...! uf ¡ muchos meses,
por lo cual se podían ver las reses
pringadas hasta el cuello en porquería.
Hércules, que venía de camino,
se ofreció a limpiar la cuadra inmensa,
si el diezmo del ingente hato bovino
el monarca le daba en recompensa,
y a dicha condición el Rey se avino,
diciendo : " Estoy de acuerdo, me compensa ".
Puso manos a la obra, diligente,
Heracles y desviando el río Alfeo
forzóle a atravesar con un rodeo
por medio del establo pestilente.
! Nunca hubo más logrado detergente,
fregado más cabal, mejor aseo :
La cuadra más mugrienta, en un boleo,
tornábase en establo reluciente ¡
Cumplida la limpieza, y bien a fondo,
el diezmo pidió al Rey, según el trato,
y el déspota negóselo en redondo,
tomando al gigantón por mentecato;
y éste, herido su honor en lo más hondo,
estranguló al monarca como a un pato,
y arrasó su ciudad, tal dice el cuento,
porque a todos sirviera de escarmiento.
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