Millones antes que él se habían bañado
en mar o río, pero sólo él nota
que un cuerpo pesa menos cuando flota
de un líquido cualquiera rodeado.
Por la idea genial iluminado,
sale del agua absorto, como idiota,
y corre a la ciudad y la alborota,
gritando "! Eureka, eureka¡", entusiasmado.
La gente que va y viene ni le mira :
"es un orate más", "es otro loco";
"es un orate más", "es otro loco";
algunos se detienen, que no es poco,
y dudan si es un sabio o si delira,
escuchando de Arquímedes la plática,
sobre el primer principio de la hidrostática
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