La juventud le brilla en las mejillas,
como una estrella que no admite ocaso;
desde el Indo al Orontes, a su paso,
cien reyes han hincado de rodillas.
Tras mucho guerrear y muchas millas,
comienza el héroe a flaquear, acaso,
mas su ambición, nunca colmado el vaso,
le exige más imperios y más villas.
Pero un día, cenando en pleno estío
le estremece un extraño escalofrío :
es la muerte que ronda sus entrañas :
se retira a su lecho, vacilante,
y murmura sin voz al ayudante :
" Hoy se acaba Alejandro y sus hazañas".
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