viernes, 14 de octubre de 2011

Muerte de Cleopatra

La naja de ojos vítreos tendida
sobre el rico cojín de rica seda,
 respira tan suave que remeda
una niña inocente adormecida.
Sintiendo ya perdida la partida,
sabiendo que en su contra el tiempo rueda,
 Cleopatra barrunta que no queda
más vía que la pócima suicida :
Lívida por la rabia y el despecho
se viste de sus galas, por mortaja,
y luego, reclinándose en el lecho
abre la portezuela de la caja
y brinda sin temblar el blando pecho
al fatídico diente de la naja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario