sábado, 15 de octubre de 2011

Juliano el apóstata

Como seminarista renegado
con alma y corazón combatiría
la nueva religión, tosca y sombría,
de renuncia, de cruz y de pecado.
Llegado a emperador, lucha esforzado,
por restaurar la antigua paganía,
la hermosa y ancestral mitología
que suplanta un Rabí Crucificado.
Pero esa odiosa secta masoquista
se extiende como el fuego prometeo;
sólo él se opone a la sutil conquista,
pues a los dioses los tragó Leteo;
derrotado en su empeño reformista,
grita al morir :" !Venciste, Galileo¡".  

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